sábado, 12 de marzo de 2011

TERREMOTO EN JAPON



MILES DE M UERTOS, DESAPARECIDOS Y HERIDOS
El mundo tiembla por el terremoto más grande en la historia de Japón
Publicado el 12 de Marzo de 2011
El sismo desplazó casi diez centímetros el eje de la Tierra. La cifra de víctimas es incalculable. Hubo un tsunami que barrió con edificios y autos. Dan por perdido cuatro trenes repletos. Las redes sociales estuvieron al rojo vivo todo el día.
 
Unos 15 minutos antes de las tres de la tarde del viernes la tierra empezó a temblar. En Honshu, la principal isla japonesa, se desplomaron edificios y un tsunami gigantesco arrastró a la gente junto con automóviles y casas. Varias fábricas se incendiaron. Cuatro trenes en la zona costera de las prefecturas de Miyagi e Iwate fueron dados por desaparecidos y aún no se sabe cuántas personas viajaban en ellos. En la costa de la primera ciudad, desapareció en el mar agitado como nunca un barco que llevaba 100 personas a bordo.
El epicentro del movimiento telúrico se localizó a 24,4 kilómetros bajo el fondo marino, 130 kilómetros al este de Sendai y casi 400 kilómetros al noreste de Tokio.
El terremoto de 8.9 en la escala de Richter y el consecuente tsunami dejaron un saldo de miles de muertos y desaparecidos y un peligroso accidente nuclear. Tras el sismo más fuerte en la historia del país, el gobierno decretó el alerta atómico ante el riesgo de una fusión en una central nuclear.
Previamente, olas gigantes alcanzaron la costa arrasando camiones, edificios y personas, y en muchos países que dan al Pacífico, se ordenaron evacuaciones ante el alerta de tsunami.
El primer ministro de Japón, Naoto Kan, declaró el estado de emergencia mientras el Ministerio de Defensa envió 300 aviones y 40 barcos a las áreas afectadas, más 8000 hombres de las fuerzas de autodefensa. El nuevo ministro de Exteriores de Japón, Takeaki Matsumoto, dio órdenes a la diplomacia de aceptar ayudas internacionales a las que respondieron 38 naciones, mientras el presidente estadounidense Barack Obama prometió apoyo total, enviando el portaaviones Ronald Reagan.
La dimensión de la catástrofe se fue haciendo evidente poco a poco. La cifra de muertos asciende posiblemente a más de 1000, informó la agencia de noticias japonesa Kyodo en la noche del viernes al sábado. Sólo en la ciudad de Sendai, en la costa noreste y con una población de un millón de habitantes, fueron contabilizados entre 200 y 300 cadáveres.
Durante todo el viernes y la madrugada de hoy siguieron las réplicas en el este del país y en los alrededores de Tokio, sumando un total de nueve sismos. En la provincia de Nagano, un temblor de 6.6 en la escala de Richter sacudió la tierra a las 4 de la madrugada. Sin embargo, las autoridades no emitieron alerta de tsunami.
A nivel mundial, existe gran preocupación por la posibilidad de que la situación en la central atómica de Fukushima empeore. Estados Unidos envió un cargamento de líquido refrigerante para esa planta, ya que el sistema de enfriamiento entró en un nivel crítico al colapsar el sistema eléctrico que bombea el líquido. Las autoridades japonesas ordenaron la evacuación de 3000 residentes de la zona inmediatamente aledaña a la central del Fukushima, en el noreste de Japón. Esta es la primera vez en la historia de Japón que se produce una evacuación por una alarma atómica.
Olas de hasta diez metros inundaron zonas costeras, el puerto y varias localidades pesqueras en Sendai y alrededores. Las autoridades llamaron a los habitantes de la región a trasladarse a zonas más elevadas o a pisos superiores en los edificios. Las imágenes de televisión mostraban cómo las olas arrastraban barcos, camiones, vehículos ligeros y escombros hacia las ciudades.
El Ministerio del Interior reportó unos 100 incendios en distintas ciudades del país y la televisión mostró también imágenes de la provincia de Iwate donde se podía ver calles completas con todas las casas destruidas.
Las redes telefónicas colapsaron en Tokio durante varias horas y más de 4 millones de viviendas se quedaron sin electricidad. Las autoridades cerraron el subterráneo y los aeropuertos de la región. La compañía ferroviaria East Japan Railway señaló que el tránsito fue suspendido en gran parte del noreste, entre otras vías la del tren bala, el Shinkansen.
Las calles fueron un caos, con atascos de vehículos y también en las estaciones de tren se podía ver a mucha gente varada. Muchas personas llevaban cascos para protegerse de posibles objetos desplomándose mientras las réplicas causaban el pánico entre la población.<
EFE, DPA, AP, ANSA

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